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POR: Yorly Margoth Lasso Queta, descendiente del Pueblo Cofan. 



INGAMA CHIGA MA´KAE KUEÑACHU KUNDASEPA

Antes CHIGA (Dios) andaba en este mundo con su madre, no existía nadie, entonces le dijo a su madre que hiciera harta chicha. Por mandato de Dios ella empezó hacer la chicha, él también comenzó a construir un rancho grande, pero muy grande. Construyó unos asientos largos, unas mesas y una tarima y cercó el contorno de la casa, entonces la madre le dijo al hijo: “¿Para qué haces ese rancho tan grande?“. “Porque yo ya no quiero hacer mas chicha“, entonces él le dijo: «hoy voy a llamar y tomaré chicha con mi gente» , la tarima estaba lista, todo preparado para llamar la gente, entonce él le dijo a su madre: «llegó la hora de llamarlos». Se subió a la tarima con un coco que producía un sonido los llamó, pero no llegaron. Luego Chiga los llamó con un grito: “¡Vengan todos a tomar chicha que le he preparado!“. 


Después del llamado fueron saliendo de la nada unas personas con collares de pluma, colmillos de tigre, corona de plumas de guacamayo, sus rostros pintados, sus cuerpos cubiertos de variedad de plantas fragantes de la naturaleza y cada uno traía bombos, flautas, rondadores para festejar. Entraron en la casa y cubrieron todos los asientos preparados por Chiga, y la madre les brindó la chicha que habían preparado. Los que no alcanzaron asiento se quedaron afuera: ellos son los seres espirituales de la naturaleza que ahora viven en las montañas.


Nosotros somos los que Chiga llamó y somos los COFAN (A´I) con una sabiduría natural. Chiga nos había llamado para que existiéramos en este mundo y cuidáramos lo que en él existe después de llamarnos nos dejó el yage.

Por eso nosotros los COFAN somos hermanos de todo lo que Chiga creó y siempre manejamos el equilibrio con la naturaleza y nuestra madre tierra y la cuidaremos hasta que el ultimo COFAN exista.

Somos del Pueblo COFAN. Somos aborígenes del Putumayo. Somos cultura del Yage.
Somos un pueblo de sabedores nativos. Nuestros abuelos todavía conservan la sabiduría de nuestros ancestros. A ellos les dan el conocimiento el mundo de las plantas medicinales, para curar las enfermedades del cuerpo y el espíritu. Son médicos tradicionales para nosotros y el mundo. Ellos nos aconsejan a nosotros y al mundo con sus pensamientos de mayores.

Somos humildes y gente de paz, buenos, generosos, respetuosos. Respetamos a la madre naturaleza. Dios nos ha dejado el Yagé, un cabello de su corona para que aprendamos a vivir y para que nos guíen nuestros curacas, que son nuestros máximos líderes espirituales. Por ese motivo nuestro pueblo está de luto. Hemos perdido a uno de nuestros abuelos, el cual con su sabiduría nos había enseñado a vivir en paz con nuestra naturaleza y con nosotros mismos. Se ha llevado consigo sus historias, sus relatos, y todo lo que ha vivido desde que nuestro territorio estaba en plenitud. Él alcanzó a ver cómo nos lo han arrebatado. Gracias a él ha continuado nuestra descendencia, a la cual le debemos nuestras vidas.


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