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En un pequeño rincón del océano, en una caverna marina, vivía un pulpo llamado Adrián. Era un animal muy particular, pues si bien era un pulpo como todos los demás con ocho tentáculos bajo una gran cabeza alargada, Adrián era morado como las violetas de un jardín, tenía pintas de distintos colores en sus tentáculos y usaba un sombrero tejido de algas celestes y verdes.
 
A pesar de sus cortos ocho años era un pulpo vigoroso y muy trabajador. Desde la mañana a la tarde recogía los objetos que los humanos indolentemente lanzaban al mar o las cosas que arrastraban las olas desde la playa. Entre ellos había bolsas y botellas plásticas, frascos y envases de vidrio, pilas, neumáticos, juguetes rotos y todo lo que puedas imaginar amiguito mío, y los llevaba a las cavernas.
 
 
Sin embargo, un día las cavernas se llenaron de basura. No hubo sitio donde ponerla, pues si se dejaba en medio de las aguas o en las profundidades del océano, los peces, las medusas y todos los animales marinos se la comían, pensando que era su alimento. Además, Adrián había visto a las tortugas enredadas en las bolsas de plástico y a lasfocas heridas con las redes que los pescadores olvidaban en el mar, y así a muchos peces enfermos del estómago.
 
-Si todos los humanos supieran que el océano y todo lo que hay en él le dan forma al planeta, lo cuidarían más y no arrojarían más basura ¿Qué haré con tanta basura? ¡Cielos! ¡Más amigos se enfermarán! Si existiera una solución… -reflexionaba Adrián.
 
Mientras pensaba cómo deshacerse de los desechos o dónde colocarlos, el océano de un denso azul se iluminó como si explotase la luna y frente a él apareció un hada del mar, la Gran Sirena que mirándolo fijamente a los ojos le dijo:
 
-Adrián, soy la Gran Sirena y he visto tu esfuerzo para mantener limpio el océano. Llegó el momento que aprendas que la solución no está guardando la basura en las cavernas, sino reciclándola.
 
-¿Qué es reciclar? -preguntó Adrián muy emocionado con la presencia de la Gran Sirena.
 
-Reciclar es usar, una y otra vez, los materiales de los desechos para hacer nuevos productos -contestó la Gran Sirena.
 
-Entonces ¿Cómo reciclaré? ¿Dónde? -preguntó el pequeño pulpo con los ojos muy abiertos, tan grandes como dos huevos, pues no entendía que haría con la basura de las cavernas y las que flotaban en el océano.
 
– En la tierra seca hay contenedores de distintos colores y letreros que dicen que tipo de basura va en ellos -le explicó la Gran Sirena-. Ahí se deben dejar los desechos.
 
-¿Y cómo lo haré? Vivo en el océano. Yo no puedo ir a la tierra seca, pues no sé respirar allá -repuso Adrián muy apenado.
 
-En tu pecho grabaré el signo del reciclaje y desde hoy serás Adrián, el Pulpirecicla. Buscarás a tus amigos dentro y fuera del océano, y les pedirás ayuda -dijo la Gran Sirena.
 
-¿Porqué me has elegido a mí Gran Sirena? -preguntó con mucha curiosidad Adrián.
 
-Tú eras el elegido desde el día que naciste con tus pintas de colores. Cada una de ellas representa el color de un contenedor donde los humanos reciclan. Yo he venido, porque es el momento que le enseñes a otros a proteger el océano y el planeta entero, pues el océano hace la Tierra habitable. Sin océano no hay vida en la Tierra- le explicó la Gran Sirena, mientras se alejaba por las aguas. Adrián levantó la vista y la Gran Sirena había desaparecido.
 
En aquel mismo momento, un lenguado cacatúa que se hallaba camuflado en las arenas levantó su cuerpo ovalado y le dijo a Adrián:
 
-¡He visto y escuchado todo lo que aquí ha pasado! Ahora dime Adrián ¿Qué harás?
 
-Lo mismo de siempre, pero esta vez buscaré amigos que me ayuden, porque el éxito de esta tarea no depende de uno solo, depende de muchos -exclamó el pulpo, mientras sonriente y con mucho ánimo surgido de la esperanza de un océano más limpio nadó hacia arriba, mostrando el signo que llevaba en el pecho y por el cual todos sabrían que él era el Pulpirecicla.
 
Texto: Alejandra Planet
Gráficos: Valeria Planet
 
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