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Por: Ricardo Cevallos (empresario turístico y columnista sobre turismo consciente en la revista Transport).

En esta ocasión hago una reflexión sobre los cinco pilares determinados por el gobierno como fundamentales para convertir al Ecuador en una potencia turística. Entre estos cinco pilares es notoria la ausencia de la sostenbilidad.

La sostenibilidad de la operación turística debería ser lo primero, si no queremos que la ola turística se lleve la riqueza natural y cultural que tenemos actualmente.

Es notoria la falta de este «sexto pilar» en la hoja de ruta que el gobierno ha elegido para el destino turístico del Ecuador. Estamos jugando con fuego. El turismo es un arma de doble filo. Así como puede generar abundancia, también puede ser altamente depredador y destructivo.

Y el sexto pilar?


El gobierno ecuatoriano anunció hace pocos meses los cinco pilares fundamentales para convertir a Ecuador en una potencia turística. Seguridad, conectividad, producto, promoción y calidad son claramente cinco importantes componentes de la hoja de ruta que guíe nuestro devenir hacia convertirnos en un destino estelar a nivel mundial.

Sin embargo, falta un sexto pilar: la sostenibilidad. Ecuador necesita un eje transversal enfocado en asegurar que el desarrollo turístico aporte al cuidado y mantenimiento de los mismos recursos naturales y humanos que la sustentan. ¿Queremos un turismo depredador? ¿Un turismo que atente contra nuestra biodiversidad e identidad cultural? ¿Queremos un turismo de masas?

El Plandetur 2020 establece una clara ruta hacia el turismo sostenible. Allí se habla de priorizar los pequeños emprendimientos, potenciando la calidad para generar más valor. Se trata de captar un flujo de visitantes menor en cantidad pero genuinamente interesado en las particularidades del Ecuador y, por ende, dispuesto a pagar más.

Ecuador tiene las características naturales y culturales para ser una potencia turística. Es un hermoso pedazo de paraíso que por situarse en la mitad del mundo goza de una extraordinaria biodiversidad. La maś concentrada fusión de paisajes y culturas de todo el mundo. Es de importancia estratégica que la política pública favorezca la conservación de este patrimonio natural y cultural.

Hoy en día la demanda por experiencias auténticas y naturaleza exuberante crece año tras año. En este sentido, Ecuador no necesita tanto crear atractivos turísticos, cuanto mantenerlos que ya tiene. Los cinco pilares sirven para hacer vendible este paraíso. Pero es necesario conservarlo.

Esto implica establecer más estímulos para emprendimientos pequeños, comunitarios, sostenibles. Así, el crecimiento del turismo será un factor favorable y no contrario a la sostenibilidad de la economía ecuatoriana.

Implica también, por ejemplo, aprovechar nuestra abundancia de agricultores orgánicos y diversidad climática para potenciar una gastronomía agroecológica con un fuerte factor diferenciador.

Un turismo selectivo y consciente puede generar muchas más divisas por visitante. Al final del día la ecuación sigue siendo positiva, pero con un impacto menor. Así mejoramos la sostenibilidad.

Ecuador presentó al mundo la idea del turismo consciente. Fue el primer país en hacerlo. Es una propuesta atrevida porque renuncia al turismo masivo y a su oferta de divisas. Pero es el mejor camino. Cuando un destino pierde su autenticidad, cuando los bosques se ven reducidos e invadidos y las culturas se unifican y se diluyen, se pierde un tesoro imposible de recuperar.

Una propuesta turística fundamentada en la biodiversidad y la promoción cultural y humana, y apoyada en el marco constitucional actual, bien podría apuntar a convertirse en referente global de turismo para el buen vivir. Esto es identidad turística. Esto es tener un producto original.

Ecuador ama la vida. Vivamos ese eslogan. Que Ecuador se ubique en la vanguardia del turismo sostenible mundial. La tendencia global apunta a lo auténtico y lo integral. Tenemos las condiciones perfectas para subirnos a la ola.

Fuente: TransPort edición impresa abril 2014

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