ANÁLISIS: Algunos Aspectos a Tomar en Cuenta sobre el Conflicto en la Comunidad Waorani de Bataboro
Por: Eduardo Pichilingue Ramos. Director Ejecutivo, CDES (Com. Derechos Económicos y Sociales)
En vista de las declaraciones de altos funcionarios de Gobierno y aunque se quiera minimizar la situación y se diga que el conflicto y las muertes de dos personas en la comunidad de Bataboro solo responden a problemas con una familia y que no tienen que ver con la comunidad, hay situaciones que generan un ambiente de conflictividad que involucra a la comunidad waorani y que es importante conocer:
1) Insisto en algo que ya la propia organización waorani (ONWO) ha pedido desde el año 2011, la nacionalidad waorani del Ecuador debe ser considerada de «Reciente Contacto», no tanto por el tiempo del mismo (aunque podría ser considerado corto), sino por la CALIDAD de este, dejado en manos de empresas petroleras transnacionales en su mayoría. La relación asistencialista generada por estas empresas (generación de nuevas necesidades para luego ser cubiertas por la propia empresa a cambio de favores a la explotación petrolera) suele a la larga ser insostenible e ir generando mayores conflictos con el paso del tiempo. Los incumplimientos en la “asistencia” generan descontento y la consecuente conflictividad.
Los waorani conservan intactas sus creencias con respecto a la muerte y la venganza. Para los waorani la muerte no es casual, siempre es inducida por alguien y la venganza por una muerte se cobra en la persona del primer contradictor que se encuentra. A la muerte de un miembro de la familia, en este caso un niño, era previsible que se diera una venganza, y las tensiones entre la comunidad y el sector petrolero (de las que hablo en el siguiente punto), determinaron sobre quienes caería la misma.
2) Las comunidades de Tigüino y Bataboro, localizadas dentro del Bloque Marginal Tigüino, han tenido sucesivos conflictos por causa de la actividad petrolera.
Recordemos que desde Tigüino, salieron los guerreros que masacraron a todas las mujeres y niños de un clan Taromenane en el año 2003, y que aunque se haya dicho que las presiones que desencadenaron ese acto de violencia provenían del sector maderero ilegal, a mí me consta que estas venían también de la empresa petrolera que operaba en ese entonces.
En los últimos años, incumplimientos en los convenios de compensación por parte de la empresa petrolera, que luego fueron asumidos por Ecuador Estratégico, llevaron a levantamientos en estas comunidades y como consecuencia de ellos, acusaciones por terrorismo a varios líderes comunitarios. Estas acusaciones se levantaron como parte de una negociación para apaciguar a los waorani después de la muerte de Ompore y Buganey en Yarentaro (sin mucho sentido y oprotunista por cierto, debido a que estas comunidades no tuvieron nada que ver, no están cerca ni física, ni en relación de parentesco, con los hechos del año pasado).
Para empeorar las cosas, en el año 2011, se reconfiguraron los límites de varios bloques petroleros, entre ellos el del bloque 17, en manos de la empresa china Andes Petroleum, que pasó a tener una extensión en forma de «U» rodeando al bloque Tugüino. En esta zona se han venido realizando trabajos para proceder a una futura explotación, a pesar de que son territorios con fuerte presencia de indígenas aislados (colindantes a la Zona Intangible), situación que los pobladores de Bataboro han denunciado insistentemente, por miedo a que los indígenas aislados reaccionen contra ellos, causando muertes, como sucedió con Ompore y Buganey.
En definitiva, este conflicto que se presenta como algo de una sola familia, y se le quiere dar tinte de asunto netamente policial, tiene un trasfondo muy complejo que se pretende ignorar (espero que no sea por conveniencia sino por ignorancia). Si bien en las muertes está involucrada una sola persona o familia waorani, el hecho responde a situaciones que se vienen dando desde hace décadas, y que no han sido atendidas. La relación del mundo waorani con el resto de la sociedad sigue siendo desigual y conflictiva, mientras no se ha hecho nada para que deje de ser así.
En aras de construir un futuro de paz e inclusión con el mundo waorani, es absolutamente necesario, que nuestra sociedad y en especial su Gobierno, se replanteen su relación con los waorani, acepten su condición de indígenas de “reciente contacto” y busquen un trato con mayor respeto cultural (lo que no necesariamente significa libre de petróleo, pero sí, evitando la expansión esta actividad y desarrollándola de manera mucho más respetuosa y responsable, e incluso implementando un plan de salida de la actividad a mediano plazo, cuando las reservas petroleras se acaben).
Nota: Recomiendo ver el reportaje que hicimos con Día a Día en Bataboro: La historia de Omatoke, una mujer de origen Taromenane, asimilada a una familia waorani en su juventud. Su historia nos hace entender mejor, la dinámica de estos pueblos de la Nacionalidad Waorani y así respetar sus derechos.
Los waorani conservan intactas sus creencias con respecto a la muerte y la venganza. Para los waorani la muerte no es casual, siempre es inducida por alguien y la venganza por una muerte se cobra en la persona del primer contradictor que se encuentra. A la muerte de un miembro de la familia, en este caso un niño, era previsible que se diera una venganza, y las tensiones entre la comunidad y el sector petrolero (de las que hablo en el siguiente punto), determinaron sobre quienes caería la misma.
2) Las comunidades de Tigüino y Bataboro, localizadas dentro del Bloque Marginal Tigüino, han tenido sucesivos conflictos por causa de la actividad petrolera.
Recordemos que desde Tigüino, salieron los guerreros que masacraron a todas las mujeres y niños de un clan Taromenane en el año 2003, y que aunque se haya dicho que las presiones que desencadenaron ese acto de violencia provenían del sector maderero ilegal, a mí me consta que estas venían también de la empresa petrolera que operaba en ese entonces.
En los últimos años, incumplimientos en los convenios de compensación por parte de la empresa petrolera, que luego fueron asumidos por Ecuador Estratégico, llevaron a levantamientos en estas comunidades y como consecuencia de ellos, acusaciones por terrorismo a varios líderes comunitarios. Estas acusaciones se levantaron como parte de una negociación para apaciguar a los waorani después de la muerte de Ompore y Buganey en Yarentaro (sin mucho sentido y oprotunista por cierto, debido a que estas comunidades no tuvieron nada que ver, no están cerca ni física, ni en relación de parentesco, con los hechos del año pasado).
Para empeorar las cosas, en el año 2011, se reconfiguraron los límites de varios bloques petroleros, entre ellos el del bloque 17, en manos de la empresa china Andes Petroleum, que pasó a tener una extensión en forma de «U» rodeando al bloque Tugüino. En esta zona se han venido realizando trabajos para proceder a una futura explotación, a pesar de que son territorios con fuerte presencia de indígenas aislados (colindantes a la Zona Intangible), situación que los pobladores de Bataboro han denunciado insistentemente, por miedo a que los indígenas aislados reaccionen contra ellos, causando muertes, como sucedió con Ompore y Buganey.
En definitiva, este conflicto que se presenta como algo de una sola familia, y se le quiere dar tinte de asunto netamente policial, tiene un trasfondo muy complejo que se pretende ignorar (espero que no sea por conveniencia sino por ignorancia). Si bien en las muertes está involucrada una sola persona o familia waorani, el hecho responde a situaciones que se vienen dando desde hace décadas, y que no han sido atendidas. La relación del mundo waorani con el resto de la sociedad sigue siendo desigual y conflictiva, mientras no se ha hecho nada para que deje de ser así.
En aras de construir un futuro de paz e inclusión con el mundo waorani, es absolutamente necesario, que nuestra sociedad y en especial su Gobierno, se replanteen su relación con los waorani, acepten su condición de indígenas de “reciente contacto” y busquen un trato con mayor respeto cultural (lo que no necesariamente significa libre de petróleo, pero sí, evitando la expansión esta actividad y desarrollándola de manera mucho más respetuosa y responsable, e incluso implementando un plan de salida de la actividad a mediano plazo, cuando las reservas petroleras se acaben).
Nota: Recomiendo ver el reportaje que hicimos con Día a Día en Bataboro: La historia de Omatoke, una mujer de origen Taromenane, asimilada a una familia waorani en su juventud. Su historia nos hace entender mejor, la dinámica de estos pueblos de la Nacionalidad Waorani y así respetar sus derechos.