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El escuchar el silencio,
el penentrante viento,
mientras que el sol
en lo alto te abraza,
durante la caminata,
la respiración acelerada,
el ceño fruncido,
al ver los resultados
de una humanidad sin sentido.

Cuidando de este paraíso,
como un tesoro personal,
porque es como mi madre,
es la que me da el aire,
la que me deja respirar,
la que me da sombra,
la que me da una variada diversidad
de alimento,
de vistosos paisajes
de todo tipo de animales.

Madre Tierra,
te escribo este poema,
para que protestes,
a través de mi letra,
para que invoques a todo poeta
a que se me una
en la lucha por tener
un mundo en donde todos
podamos ser humanos
y no animales mecanizados.

Siento mi puño
e imprimo la protesta,
con tinta roja del corazón,
sencillamente para saber
si los humanos entramos en razón.

Cuidar lo que tenemos,
proteger a la Tierra,
que cuesta,
alargar la vida de nuestros hijos,
que nos cuesta,
limpiar y no contaminar los ríos,
dejar en paz las selvas,
darle un respiro a la Tierra.

Dinho
Daniel López C.

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