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Narración oral por Josefina Lucio Veloz (La Libertad , 1929)

«Me contaban mis abuelos acerca de la manera en que enterraban a los muertos los moradores de la Hueca o Agujereada allá por el año de 1934, en donde ahora está ubicado el floreciente cantón La Libertad.

La costumbre aquí narrada, era exclusiva, y digo así, porque no se ha oído en otro lugar lo que les voy a contar:

Luego de que fallecía un habitante nativo de la zona, el dolor de su partida era expresado con llanto, pero este llanto tenía una expresión musical, así pues, se cantaban las preferencias del difunto, tanto del diario vivir, como también, sus costumbres y los lugares que visitaba con frecuencia.

Cerca la hora del sepelio, los dolientes sacaban a pasear el cadáver sin cubrirlo y acompañadp de un familiar encargado de cogerle la mano y hacer que se despida de los lugares o de las casas que alguna vez visitó por amistad o familiaridad.

Dicha costumbre era antihigiénica y así lo determinó la primera autoridad nombrada en el lugar, cuyo título era Inspector el que prohibió esa manera de enterrar a los muertos. A partir de esa fecha se fue eliminando la costumbre, quedándose en el olvido.

Tomado de «MITOS Y LEYENDAS DE LA PENINSULA DE SANTA ELENA».
Recopilado por: Maria Teresa Alvarez, Sol Damerval 1999.