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FOTO: Patricia Venegas

69 lenguas de ira buscan mi yugular y mi espina deseada
de alimañas y viajes, y la prova extravía el equilibrio y caigo
repleto de tacto y sombra, y acostado en la lenta agonía del mar
que se retuerce trémulo como un cuerpo herido
de océano y galopes, de sirenas muertas y de ángeles,
la crisálida saluda mi canto de desolación y vidrio

Que oleaje de furia, la marea crece con su banal
juego de serpientes, y lanza mi nombre
hambrienta de naufragios y recibe la sorda
respuesta de las rocas que ya empiezan a lamer mi herida
ay tanta sal en la sangre, tanto eco en los ojos
oh mar ciego y púrpura, oh espuma inerme de un milagro
llanto pálido y humano como ancla herida.

Ahora que el barco se hunde y sólo tu puedes salvarme
y dudas de mis dudas, mis ritos y mis ruinas,
y con amarga dulzura dejas que me hunda
y que el mar te libre de mi perversa compañía,
pierdo el ovillo hacia tus manos y empiezo a sumergirme
con sed de ausencia y desmayo,
inhalo el agua esquelética
que se mece en mis pulmones,
y con mis prendas húmedas de exilio
y mantarrayas en los dedos,
enciendo un cigarrillo de horasca,
para inclinarme a la señora muerte,
a la que sin duda alguna;
amo todavía.


Calih Rodríguez
Poesía participante en el Encuentro Nacional de Poesía «Marejada». Santa Elena, Diciembre 2011

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