Aunque los países que capturan atún en el Pacífico ven la veda como una forma de pesca responsable, este mecanismo por sí sólo no es suficiente para asegurar la supervivencia de un recurso amenazado en todo el mundo, replican ecologistas.
La Comisión Interamericana del Atún Tropical (CIAT), que reúne a los países que pescan atún en el Pacífico, adoptó la veda para las especies más capturadas: el aleta amarilla (Thunnus albacares), el patudo (T. obesus) y el barrilete (Katsuwonus pelamis).
«Son medidas de conservación necesarias», dijo uno de los empresarios parte del CIAT. «Si no cumplimos las disposiciones de las vedas, la pesca la declararían ilegal y no podríamos comercializarla», agregó.
Las vedas impuestas por el CIAT, basadas en estudios del comité científico, restringen la pesca a 62 días por año y son obligatorias: Ecuador, Belice, Canadá, China, Colombia, USA, Francia, Japón, México, Panamá, Perú, UE, entre otros países. Y el respeto a las vedas será monitoreado por observadores independientes y mediante sistemas satelitales.
Pero «las vedas no necesariamente significan una reducción de la pesca», dijo la activista Sari Tolvanen, de Greenpeace. Para comenzar son muy cortas para marcar diferencias. Las flotas que pescan con el método de cerco faenan el 75% del año, y cesan de operar cuando de todos modos necesitan efectuar revisiones mecánicas, añadió.
El pesca por cerco es de las menos sostenibles, pues se captura con redes que «cercan» los cardúmenes, dando lugar a la pesca incidental, de aquellos peces que no se buscan. Además, los buques de cerco son muy grandes y usan dispositivos para capturar más peces, los «plantados» u objetos flotantes, por lo que esas prohibiciones temporales tienen poco sentido, indicó.
Los plantados amplían, cuando se pesca atún barrilete, la captura incidental de patudos y aletas amarillas que aún no tienen tamaño para ser explotados, poniendo aún más en riesgo a esas especies y a otras, como tiburones y tortugas.
En su resolución, la CIAT reconoció que la pesca en el Pacífico Oriental va en aumento y que la producción puede reducirse si la captura es excesiva. En otras partes del mundo, el atún ya está en niveles críticos.
El atún patudo y el aleta amarilla, señala Greenpeace, fueron sobreexplotados en todos los mares y están en serios problemas en el Pacífico , donde unos años atrás estaban relativamente a salvo. El atún de aleta azul, típico del Atlántico en algunos sitios su población bajó un 80% desde 1999, por lo que está a un paso de la extinción. En el Pacífico Oriental, el atún aleta amarilla y el patudo están en riesgo.
La Fundación Internacional para la Sostenibilidad de los Productos Marinos (ISSF por sus siglas en inglés), tiene una tabla de riesgo de sobrepesca del atún en todos los mares, con un sistema de semáforo donde el rojo es el grado más crítico. En esa tabla , el patudo y el aleta amarilla están en amarillo, pues no pueden soportar ningún aumento de captura y en algunos casos muestran signos de sobrepesca. Sólo la especie barrilete se mantiene en color verde.
En el 2009 se pescaron en esta región unas 595.000 toneladas de atún, 14 por ciento de la captura mundial de túnidos.
España, tiene la flota más grande de la UE y la tercera del mundo detrás de China y Perú, captura la mayor parte de su atún en el Atlántico Norte, Mediterráneo y frente a las costas de África occidental, pero, según Greenpeace, la «armada pesquera española» navega los mares del mundo persiguiendo pescas más sustanciosas de atún, tiburón y bacalao.