A finales del 2012 estuvo en la ciudad de Guayaquil Félix Ancizar, delegado de la ANAP (Asociación Nacional de Agricultores Pequeños en Cuba).
La siguiente entrevista busca que conocer la experiencia del país caribeño respecto a transgénicos y agroecología que pueda ayudar a Ecuador a vincular el Buen Vivir (Sumak Kawsay) con la práctica agrícola. La idea es crear un modelo agrícola más saludable para los consumidores, más justo con los agricultores y con menor impacto ambiental.
¿De dónde surge el proceso agroecológico cubano?
En sus inicios fue por necesidad. En los años 80 Cuba vivió, junto al mundo industrializado, el furor de la revolución verde, pero cuando desapareció la Unión Soviética el bloque socialista empezó a preocuparse de sus propios problemas, nos dejaron de dar crédito, y entrar al mundo occidental fue difícil por el bloqueo.
El resultado fue que nos quedamos sin agroquímicos. Cuba se vio literalmente aislada y con hambre. Por otro lado, el Gobierno había permitido que de manera marginal se siguiera investigando sistemas biológicos de control de plagas.
En ese momento Fidel Castro apostó por la agroecología y Cuba empezó a implementar sus investigaciones para un manejo agrícola con medios naturales. Hoy en día se calcula extraoficialmente que el 90% de la producción agrícola en Cuba es agroecológica.
¿O sea que en Cuba no existen los agroquímicos?
No es necesario ser tan radicales. La agroecología trata siempre de fortalecer el organismo para que sin necesidad de químicos este combata las plagas. Pero ocasionalmente sí pueden ser necesarios. Por ejemplo, cuando un ejército de los antiguos se ve invadido por un número excesivo de soldados de un ejército enemigo, puede ser necesario recurrir a bombardeos o métodos más radicales de defensa.
O en medicina, si hay una infección muy fuerte, ocasionalmente podemos recurrir a antibióticos. Asimismo, cuando una plaga es demasiado agresiva sí puede ser necesario el uso de agroquímicos en la primera etapa, para en la segunda etapa, cuando se haya debilitado a la amenaza, usar métodos biológicos.
¿Pero qué tan frecuentemente se usan los agroquímicos en Cuba?
Muy poco; como te digo es para casos excepcionales. En Cuba hay un consenso respecto a las enormes ventajas de la agroecología y de un manejo natural de las plagas. Hemos vivido ya la revolución verde y por necesidad nos vimos obligados a probar un manejo agrícola sin químicos y nos dimos cuenta que al final fue lo mejor que nos pudo pasar.
¿Y qué hay de los transgénicos?
Los transgénicos es un tema que manejamos con mucha prudencia en Cuba. Hemos sido testigos de los problemas a largo plazo de los transgénicos y manejamos con extrema prudencia cualquier aprobación para uso generalizado. Por ejemplo, ahora estamos investigando variedades del maíz BT que tienen la ventaja que no requiere plaguicidas, pero que se ha determinado que pueden causar alergias. En Cuba tenemos muy claro los riesgos de los transgénicos y no se van a aprobar a no ser que estemos totalmente seguros que son inocuos.
¿Cuál es su apreciación de lo que ocurre en Ecuador ahora mismo?
El tono del debate que existe entre el Gobierno y las organizaciones populares está innecesariamente elevado en Ecuador. En el fondo todos quieren que se cree bienestar sin que se pierda la riqueza cultural y ambiental. Si el Gobierno investiga el tema con seriedad y no prioriza por los intereses de la gran agroindustria, la única conclusión posible es que la agroecología es más productiva que la agricultura convencional. Aparte de ser más benigna con el medio ambiente, más sana para los consumidores y mucho más generadora de bienestar para los campesinos.
Fuentes: El Productor/El Telégrafo