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Chamán en postura de poder,
 masticando hojas de coca.

La Comunicación con el mundo de los Espíritus y su relación con las plantas sagradas: la hoja de coca.

La hoja de la planta de coca (Erithroxilum coca) se masticó con el fin de ponerse en contacto con los espíritus por las sociedades originarias del Ecuador. Fué utilizada por personas iniciadas para acceder a un estado de trance propicio a la meditación y a la adiviniación, en el que es posible «ver» u «oír» a los dioses y a los antepasados (Ontaneda y Espínola, 2003). Por ello fue empleada como ofrenda ritual, en ceremonias a las huacas (lugares sagrados) y para curar diversos males del cuerpo humano.

El pueblo llano la utilizó para mitigar el hambre, la sed y el cansancio durante las largas jornadas de trabajo y viajes, por lo que era considerada como un regalo muy estimado.

En el Ecuador, la evidencia más antigua de figurines humanos que representan el acto de masticar hojas de coca corresponde a la última etapa (1800 – 1500 antes de Cristo) de la cultura Valdivia. Sin embargo, su máxima representación artística se dió en otras culturas de la Costa ecuatoriana durante los últimos siglos anteriores al inicio de nuestra era, pues existen una gran cantidad de personajes que portan los útiles necesarios para la masticación; esto es la caja de llipta (mezcla de sal y cenizas) en una mano y la espátula en la otra, mostrando la preparación del shamán para entrar en éxtasis y así poder comunicarse con los espíritus.

Dentro de la representación de coqueros también destacan aquellos de la cultura Cosanga (400 antes de Cristo – 1532 dspúes de Cristo), localizada en el pie de monte de la Amazonía ecuatoriana. Se trata de figuras modeladas en vasijas, que tienen, por lo general, protuberancias en cada una de las mejillas -lo cual indica la masticación de hojas de coca-, a diferencia de los coqueros de la tradición Capulí (700 – 1500 después de Cristo) de la Sierra Septentrional, que muestran dicho abultamiento en un sólo lado. Esto podría interpretarse en el sentido que, posiblemente, existe una relación entre el mayor consumo de hojas de coca y el mayor poder de los shamanes amazónicos, respecto a los serranos.

Recientes interpretaciones sugieren que la cerámica Capulí era usada como ofrenda funeraria por los líderes religiosos (shamanes), mientras que la alfarería Piartal era utilizada por los líderes políticos (caciques) no sólo en sus tumbas sino en todos los eventos de importancia. Los dos grupos de señores principales eran parte de una misma sociedad que antecedió a la cultura Pasto, la cual existió en la época de la llegada de los conquistadores españoles.
Otras evidencias de su uso por culturas originarias del Ecuador se puede encontrar en las culturas Bahía, Jama-Coaque, Panzaleo, La Tolita entre otras.


Sin mirar más allá de las fronteras contemporáneas de la República, la historia nos confronta con muchos ejemplos de consumo de coca por parte de indígenas de diversos orígenes étnicos; un uso casi siempre calificado por historiadores, arqueólogos y antropólogos, como ritual religioso, astrológico y medicinal. Si nos extendemos hacia las costumbres aborígenes de otros países andinos encontramos lo mismo: otras culturas indígenas íntimamente ligadas a la coca, una hoja tan presente en las estructuras económicas y de comercio suramericanas como el maíz, la achira, el fréjol, la yuca, conchas marinas o tejidos y lanas de los altiplanos.
Referencias: 


Ecuador : Hitos de su pasado precolombino, por Santiago Ontaneda Luciano.
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