Captura de pantalla del sitio web awps.is |
Una filtración de comunicaciones diplomáticas entre Ecuador y la Unión Europea fue dada a conocer el pasado 8 de octubre. Las comunicaciones están referidas a las negociaciones del Tratado de Libre Comercio (TLC) recientemente aprobado entre el país latinoamericano y la Comunidad Europea y que está pendiente de ratificación por los congresos de los países involucrados.
La plataforma de denuncia Ecuador Transparente que junto con Associated Whistleblowing Press (AWP) ha publicado la filtración, comenta al respecto:
En el material se puede observar la presión ejercida por la UE, cuyos intereses subvierten de principios expresados en la constitución ecuatoriana, así como algunas leyes puntuales. Además, queda constatada la inconsistencia del discurso público del gobierno ecuatoriano en relación a las negociaciones.
El periódico español eldiario.es rebotó la filtración de nueve cables diplomáticos, calificándolos de “mensajes muy tensos que desvelan las presiones de la Comisión Europea a Ecuador para que cambiara leyes esenciales y la política económica para ajustarlas a un Tratado de Libre Comercio, bajo la amenaza de dejar fuera a Ecuador de ayudas arancelarias a países en desarrollo”.
Versiones recogidas por el diario ecuatoriano El Universo de los exfuncionarios del gobierno involucrados en los documentos filtrados, Fernando Yépez Lasso, exembajador de Ecuador en Bélgica y Kintto Lucas, exviceministro de Relaciones Exteriores, confirman las presiones de la UE. Por su parte, el actual viceministro y ministro de Comercio, Francisco Rivadeneira, negó las presiones y las calificó de interpretación del diario español.
La Unión Europea también negó las presiones. Según Peter Schwaiger, jefe de la misión de la UE en Ecuador, se trata de una “invención”. Por otra parte, la Agencia Pública de Noticias del Ecuador y Suramérica, ANDES, en un informe de su Unidad de Investigación, dice que la filtración “evidencia la participación de organismos nacionales e internacionales en un nuevo espionaje a las comunicaciones diplomáticas de funcionarios de alto nivel del gobierno ecuatoriano”.
Un día antes el periodista y exviceministro de Relaciones Exteriores, Kintto Lucas, había tuiteado:
El blog Ecuador Decide reprodujo un artículo del sitio web Diagonal Global, que analiza las negociaciones del TLC enfocándose en las probables modificaciones a la Constitución y la suspensión de los tratados bilaterales de protección recíproca de inversiones, que serían los puntos por los que presionan los negociadores europeos.
La Constitución de Montecristi –promulgada en 2007 y que recoge gran cantidad de demandas sociales defendidas en largos ciclos de movilizaciones y levantamientos populares– prohíbe la firma de tratados que cedan jurisdicción soberana a instancias de arbitrajes internacionales, exige medidas protectoras al sector agroalimentario y pesquero, da prioridad en las compras públicas a productos y servicios nacionales, protege la producción nacional y procura el fortalecimiento de los mercados internos. Sin embargo, según afirma el analista e histórico activista Edgar Isch, el texto del acuerdo suscrito entre Ecuador y la UE apenas incorpora modificaciones respecto al de Colombia y Perú, unas reservas muy menores en cuanto a compras públicas, y la inclusión en los anexos de algunas excepciones y plazos para productos sensibles, al igual que los existentes con respecto a los otros dos países andinos.
El sitio web Pueblos en Camino calificó la negociación del TLC como un viraje a la derecha por parte de Rafael Correa, el presidente ecuatoriano:
No sorprende la actitud imperial abusiva y arrogante de los europeos y tampoco, las decisiones serviles, violatorias de la Constitución de Monte Cristi con las que Correa, a nombre de la soberanía, el Socialismo del Siglo XXI y la verborrea mentirosa contra “pelucones” burgueses e imperios, entrega al Ecuador a manos llenas con el apoyo de una izquierda sectaria nacional e internacional que le cree el discurso y se niega a ver los hechos, aunque los conozcan de sobra y les estallen en la cara. En Ecuador también se construye el Capitalismo del Siglo XXI.
Otro exministro del actual régimen, Alberto Acosta, también expresó su opinión en Twitter:
Acosta comentó en una entrevista a La Marea.com, donde incide en el viraje a ideologías de derecha por parte del Presidente Correa, que los TLC van más allá del mero comercio:
En las últimas décadas, se firman acuerdos del tipo TLC, aunque se les llame de otra forma. […] Incluyen los términos de Singapur, no sólo los comerciales: propiedad intelectual, el acceso a los servicios públicos, la protección inversiones extranjeras, acceso a los mercados de bienes agrícolas, medidas sanitarias, políticas de competencia, la solución de diferencias… una cantidad de cuestiones enorme. […] Si se ponen de acuerdo, eso va a imponer reglas de juego a gran parte del planeta. Y sabemos las razones de esto, enfrentar a China e India. Los acuerdos de comercio no son sólo de comercio y no abren la libertad comercial. Por ejemplo, los europeos no van a desarmar sus subsidios a la agricultura. Y nuestros campesinos van a enfrentar una competencia desleal porque no van a poder acceder a ayudas similares, vía subsidio.
Consultado sobre las consecuencias en el tema de la propiedad intelectual, el experto en temas de internet en Ecuador, Alfredo Velazco, de Usuarios de Internet del Ecuador trata de ver un poco más allá de los dimes y diretes provocados por la filtración:
Concidentemente despues de la firma del Acuerdo con la Union Europea, se envia desde la Presidencia una reforma al Codigo Penal para penalizar en hasta US$ 200,000 a las personas por temas de propiedad intelectual, sin especificar alcances ni excepciones. Por otro lado el impulso al canon digitales otro de los temas que han tomado impulso. Estos serian los primeros impactos que estariamos recibiendo los usuarios.
A pesar de todo esto, y los riesgos señalados de suscribir este Tratado de Libre Comercio, la ratificación del TLC con la Unión Europea pareciera ser ya un hecho consumado. Una más de las varias contradicciones del régimen del Presidente Rafael Correa.
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