Por Pablo Valero.
Loma Alta queda en la Cord. Chongón – Colonche cerca al O.Pacífico. Reconocida mundialmente como área de conservación de aves, por sus mas de 300 especies; incluye Bosques nublado, húmedo, pre montano y seco.
Tuve la oportunidad de apreciar su rica bio-diversidad y la hospitalidad de sus habitantes en un conteo de aves realizado hace poco. A la caminata de 2 días fuimos guardaparques, comuneros, investigadores y amantes de la naturaleza, a quienes nos dividieron en dos grupos. El 1°, monitoreó aves de playa y bosque seco. El otro grupo a las de Bosque húmedo premontano y de garúa.
En este último me incluí gracias a Giovanni Catuto, comunero , y Mauricio, guardaparque, quienes me facilitaron cobija para la noche y pantaneras, pues el acceso es húmedo en su mayor parte.
Partimos de El Suspiro, pequeño caserio, a las 5 am. A los pocos minutos comenzó la transición. Dejamos el Bosque seco, y comenzamos el conteo, tomando en cuenta las aves que se ven, y las que se escuchan tambien.
Un poco mas adentro en el bosque, fuimos recibidos por especies vistosas como el tucan del chocó, el carpintero o el loro de la costa. Con el terreno, cada vez mas lodoso y el sendero más estrecho, comenzamos a subir. Atrás dejábamos una hermosa vista del Bosque seco, y sus montañas.
Sin detenernos, a menos claro, que el canto de algún ave nos dejara ubicarla en las ramas o en la copa de los árboles cada vez más altos y con troncos más gruesos. Un pechiche de unos 35 mts. de alto, albergaba, alrededor de sus flores, colibríes, que revoloteaban con una rapidez que invitaba a dejar la cámara, y admirar sus vueltas, . El registro seguía, el sendero parecía abstraerse de la ruta, parecá que hacíamos una nueva vía.
La paja toquilla y su verdor, con su hojas anchas, algunas de ellas regadas sobre el lodo, ayudaban a no resbalarse. La garúa seguía y se mezclaba con nuestro sudor.
Pero la Madre Tierra, siempre amable, nos dejó llegar a un riachuelo de agua cristalina. Bienvenidos!! A refrescarse. Todos bebimos, incluido el burro que nos acompañaba con la carga.
Reiniciando la caminata, luego de un pequeño descanso , se venía la verdadera subida. Eleodoro, comunero y guardaparques, nombraba al paso, las diferentes de maderas que veiamos: guayacán, laurel, matapalo colorao, cedro, fruta de pan entre otras.
Finalmente llegamos a la casa refugio; construída por los comuneros para pasar la noche. Allí, una sopita caliente de atún con arroz fue lo mejor para recuperar energías,
La noche caía con fuerza en el bosque de garúa. Las cigarras con sus sonidos largos e intensos parecián decir este bosque es nuestro. Armamos la carpa y a dormir.
El gran personaje de la mañana siguiente sin duda fue una de las aves mas grandes y vistosas de la Reserva. El Gallinazo rey o Cóndor de la Costa, hizo su aparición por unos instantes sobre una rama.
El camino de vuelta nos regaló una espectacular imágen de la fusión del azul del océano y el cielo , los cerros desfilaban en una cromática que iba de café a verde intenso.
De regreso en Loma Alta, nos esperaba un suculento desayuno en casa de Mauricio. Luego de esto, nos reunimos todos , en una bonita cabaña . Allí, junto con Evelyn, Bióloga y una de las organizadoras de este evento, se tabulaban los datos y se felicitaba a todos por el éxito del conteo. Nuevamente las delicias de nuestra gastronomía, de la mano de doña Marci, nos abria los ojos y el apetito con un rico chupe de pescado. Unas cervesitas eran justas y necesarias.
NOTAS: 1. en el bosque de garua, tecnicamente nunca llueve, es la garua permanente que mantiene altos niveles de humedad durante todo el año.
2. agradecimientos a todos los comuneros que demostraron un gran conocimiento de la zona y su biodiversidad. Disculpas por no incluir algunos nombres que se me escapaban como Narciso y otros.