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En la laguna de San Pablo, un llamado
a proteger y respetar este sitio considerado sagrado.

Crónica de viajes por Cuicocha, Yaguarcocha y San Pablo



Si alguna vez la vida te lleva a la provincia de Imbabura, cerca de Otavalo, Ibarra o Cotacachi, no te olvides de pasar por la maravillosas lagunas sagradas cercanas a la zona (son más de 20 pero aquí 3 de las que me deleitaron) y les comparto un relato de estas esplendorosas fuentes de vida y sabiduría, revitalizadoras de espíritu y reanimadoras de energía.

La primera parada se encuentra en las proximidades del volcán Imbabura, el magnífico lago San Pablo magnetiza con su interminable resplandor y majestuosidad; si no fuese por las montañas que se ven en el horizonte, pareciera un brazo de mar sobrepuesto en las alturas. Un fuerte viento recae junto con la brisa del atardecer. Se oscurece y el agua se vuelve una paleta de tonos azules y grises, abrigados por el resplandor violeta del cielo. 

Detalle de uno de los habitantes de las frías
aguas del lago San Pablo.

Los patos que chapoteaban a la orilla, ya han ido a pasar la noche en un lugar que los abrigue. En la cabaña cercana que da al Lago, se perciben los aromas de la colada morada calientita para el frío que se hace cada vez más omnipresente. Un pan como hecho en casa acompaña el sentimiento de felicidad. Unas bocanadas de aire puro, y una sensación de paz. 


Luego la magnificente Cuicocha, te dejará sin aliento. La altura de más de 3,000 mts, ha hecho que historiadores se preguntaran, ¿cómo llegó a formarse una laguna a tal altura? El descubrimiento fue asombroso, la laguna es un cráter volcánico que hasta el día de hoy se encuentra activo. 

Prácticas como el yoga encuentran su
espacio y momento ideales en Cuicocha
Contemplar los dos islotes en medio de lago, equivale a una presencia celestial en la tierra, acompañado por la vida que albergan, inevitable preguntarse también, ¿cómo llegaron los cuyes y conejos ahí? 

La incógnita se respira con el aire puro. 
Pero es en la Ruta Sagrada, donde se concibe el relato ancestral venerando la magnificencia del lago Cuicocha, el calendario solar, el calendario lunar, el sitio de ofrendas y el baño ritual, remarca la presencia del conocimiento milenario y nos lleva a una conexión directa con nuestros y nuestras antepasados. Finalmente, la llegada a Yaguarcocha también es esplendoroso por sus aguas cristalinas, aunque más juguetona. Botecitos de pedal esperan a la orilla para un paseo en

Los paseos en los botes a pedal son
una de las opciones para chicos y
 grandes en Yaguarcocha

lago; dragones, ardillas, tortugas, y delfines son algunos de los animales esperando a los viajeros para su recorrido por las frías aguas en una nueva aventura. 


Ya en medio del lago, un inmenso deseo de sumergirse en la invitadora agua es estremecedora pero las palabras de la señora, no se pueden bañar, hay demasiadas algas te detiene y no sólo eso, sino también una brisita refrescante. Pedaleando hacia la montaña, se llega al medio del lago. Se improvisa un desayuno de galletitas con jugo de durazno, y la corriente te lleva y juega contigo. Ya pasado el mediodía, la pedaleada y el almuerzo dan pie a la perfecta siesta donde los sueños más profundos se convierten en realidad, y donde el viento de los lagos tus cabellos acariciará.
Panorámica de Yaguarcocha, en la provincia de Imbabura.
Texto: Daniela Bermeo
Fotos: Colectivo PachaMamita